Una Voz Libre Del 15 M
Reflexiones propias e intransferibles sobre la actualidad política.
lunes, 1 de febrero de 2016
¿Qué pensaría Isidoro?
De niño, con mis hermanos o
con los amigos del cole o del parque, jugaba a un juego que llamábamos La Pita,
que no era otra cosa que lo que en muchos otros sitios conocían como el Tula o
Tulallevas. Pues en esas andan don Mariano y don Pedro, correteando por los
pasillos de Zarzuela tratando de pasar a quien se encuentren por los corredores
de tal regio lugar, La Pita que su Majestad les transmite cada vez que les estrecha
la mano y les dice “¿qué tal si te presentas a Presi?”. Don Mariano, a quién
nada más ganar las elecciones del 2011 algún oráculo se aventuraba a llamar
como “Marianico el Breve”, y que por lo visto no iba mal encaminado, recoge
aquellos frutos sembrados durante estos cuatro años de rodillo devastador, en
el que a base de Real Decreto o de Proyecto de Ley libre de enmiendas (más
líbranos del mal….) ha dirigido este país sin contar con nadie más que aquellos
que aplaudían sus liberales ocurrencias, con la soberbia que permiten las
mayorías absolutas. Mientras tanto, don Pedro parece más gallego que don
Mariano: no sabe si ir a la derecha o a la izquierda. Que las siglas del
partido que ¿dirige? incluyan la palabra socialista, tampoco obliga a nada.
Históricamente el PSOE, cuando se ha encontrado con una bifurcación en su
camino, siempre ha elegido el camino fácil: el de la derecha. Y yo, que sigo
siendo un inocente, aún a mis cuarenta y tantos años (cuarenta y pico, dicen
que aparento) tengo la creencia de que don Pedro querría ir allá a dónde los
Barones, Baronesas y el Ejército Fantasma, recién llegado de Ochéntame Otra
Vez, vía calle de los Alcántara, no van a permitir que se dirija. Habrá a quién
le sorprenda ver cómo el de la patada en la puerta o el presunto para algunos
señor X, han surgido de algún consejo de administración, vía puerta giratoria
para clamar por la pureza de la democracia y en contra de esos rojos con
cuernos y rabos y tridentes de tres puntas que amenazan con empujarnos a todos
a los avernos más profundos. Pero a mí, que tengo cierta experiencia y algo de
memoria, no lo ha hecho en absoluto. Y yo me pregunto: ¿qué pensaría Isidoro de
todo esto? Me lo imagino con su chaqueta de pana sonriendo socarrón cuando,
después de muerta La Culona, se presentaba a las Generales, ya con su nombre de
pila impreso en los carteles electorales que se pegaban en cualquier esquina,
en cualquier pared, y escuchaba que los del viejo régimen, reciclados de
fachada, le tachaban de rojo con cuernos y rabo y tridente de tres puntas.
viernes, 30 de enero de 2015
Podemos: Un poco de autocrítica
Se
sabía que el auge de Podemos no iba a gustar a los poderes establecidos. Era
evidente que los partidos políticos o los medios de comunicación iban a poner
en el punto de mira a la formación y, sobre todo a sus miembros. Contamos con
la tergiversación o con la noticia sesgada. Contamos con que cualquier falta,
pecado o pecadillo iba a ser aireado a los cuatro vientos y colocado bajo el
cristal del Hubble para que se viera lo más aumentado posible. Que se vea bien
grande que son Casta. Por eso era importante la respuesta de los dirigentes de
Podemos a estos ataques. La forma en que se van a enfrentar a estas arremetidas.
Y la verdad es que es mejorable. Hace falta autocrítica, por tanto. Me explico.
En el caso de Errejón y ahora en el de Monedero, ha faltado algo más de
modestia y menos de actitud defensiva. ¿Hay algún autónomo, ya no digo ni
empresa, que pueda pasar impoluto una prueba del algodón en forma de marcaje
cuerpo a cuerpo de un inspector de Hacienda? Que en la universidad todo quisqui
consigue los contratos de investigación, por cercanía a profesores y demás, no
creo que sea ajeno a cualquiera que tenga alguna relación con esta institución.
Cierto. Que la manera en que cobró Monedero por los trabajos de asesoramiento a
gobiernos extranjeros es legal pero no la más correcta desde el punto de vista
moral. También. Pero creo que en lugar de decir lo evidente, es decir, que son
víctimas de un terrible ataque por parte de sus adversarios políticos, práctica
habitual que utilizan precisamente éstos para tratar de justificar sus faltas,
cuando no delitos, deberían haber cambiado el paso. Haber explicado que sí, que
efectivamente ellos no han caído en este país y en esta sociedad directamente
desde Marte, sino que ellos también han convivido dentro de un sistema más que
mejorable y que sí, que han hecho cosas que en una sociedad justa debe cambiar
y que ellos están por cambiarlo. Salvo Anguita y mi padre, no creo que exista nadie
en este país que no tenga alguna mancha
en forma de multa de tráfico o de haber pagado al fontanero sin pedirle factura
alguna por arreglarte el grifo. Y mal hecho está. Y es necesario cambiarlo ¿Qué
cara se les habría quedado a los Marhuenda, Inda o compañía?. Muchos hemos
puesto muchas esperanzas en este nuevo proyecto. Para los que ya tenemos cierta
edad, casi la última oportunidad antes de pasar al absoluto agnostismo
político. Los que están por no dejarse convencer de la necesidad de una
regeneración político social ancha y profunda, no van a cambiar. Pero los que
sí creemos y deseamos esa transformación, y sobre todo los indignados
indecisos, necesitamos estar seguros de que en quien depositamos nuestra
confianza, esta vez sí, esta vez van a responder a nuestras expectativas. Hay
muchos que no participamos en los círculos, que no damos el paso a una primera,
segunda o tercera línea de la actividad política. Pero que sin embargo, cuando
estamos con nuestros amigos o nuestra familia nos partimos la cara por defender
un proyecto que sentimos como propio. Porque muchos de nosotros llevamos
gritando hace tiempo por la necesidad de cambiar todo lo que ahora se plantea
de una manera organizada, dentro de un partido político. Por eso necesitamos
tener fuerza en nuestros argumentos. Y cuidar no sólo el fondo, sino también la
forma. Me decepcionó mucho el ver hace unos días a Pablo Iglesias llamando
reiteradamente a Inda Don Pantuflo. O contando chistes malos sobre Juegos de
Tronos y demás. Con ello lo único que se hace es bajar el nivel del debate
político. A mí me gusta más ese Pablo que antes de existir Podemos de una
manera muy educada, descolocaba a los contertulios que no le dejaban hablar y
se callaba hasta que estos lo hacían. Que se centraba en las verdaderas razones
de la necesidad de los cambios sociales derivados de la urgencia producida por
hechos como que la gente fuera desahuciada, que se suicidara por perder la
vivienda, o que los últimos gobiernos se dediquen a desguazar la sanidad y la
educación pública o a convertir en basura cualquier contrato laboral por cuenta
ajena. Ese Pablo del programa, programa, programa, al más puro Anguita. Ese es
el Pablo que ha conseguido que muchos de nosotros sigamos con anhelo lo que
consideramos una gran oportunidad para convertir nuestro país, nuestra sociedad
en algo mejor para nosotros y para nuestros hijos.
lunes, 26 de enero de 2015
Señor Rajoy, usted creó Podemos
Anduvo estos días, el Partido
Popular celebrando su convención nacional como debe ser, con un baño de masas
de su líder el Presidente Rajoy, con apoyos del pasado más recalcitrante, con
vítores y alabanzas a sus más que dudosos logros obtenidos durante estos tres
años de gobierno. Pero en esta ocasión hay algo diferente. Un nuevo invitado al que, hace un año, nadie
esperaba. Y no, no es el pequeño Nicolás. Ese ya estaba el año pasado y parece
que desde el mismísimo Génesis. No. Se trata de Podemos. Esa formación que el
año pasado surgió de la nada y removió los cimientos de la estructura política
de partidos en España al lograr cinco Eurodiputados con apenas meses de
existencia. Hoy ya no es sólo la sorpresa de la temporada. Hoy ya muchas
encuestas sitúan a esta nueva formación, que continúa en formación, como
primera fuerza política en intención de voto, dejando por detrás a un histórico
como el Psoe. Que quién les ha visto y quién les ve. En fin. El caso es que el
PP ha focalizado su nuevo enemigo. Podemos. “Algunos quieren cambiar el sistema.
¿Qué sistema? ¿El que les permitió estudiar toda la vida en colegios públicos?
¿El que les permite ir a la sanidad pública sin pagar durante toda su vida? ¿El
que les permite entrar a la universidad?”. Dice el señor Rajoy, dejándose llevar por una especie de euforia orgiástica
al sentirse llevado en volandas por los suyos. El cinismo es palpable. Casi no
merece ni comentario viniendo de un Gobierno que se ha dedicado en tres años a
desmantelar el sistema público de educación o de sanidad. Pero lo que hoy
quiero hacerle ver al señor Rajoy es que no hay más ciego que el que no quiere
ver. Podemos no es más que una consecuencia derivada de la indignación que una
gran parte de la ciudadanía española empezó a manifestar, aún antes de que el
PP llegara al poder, el 15 de Mayo del 2011. Lo que mucha de esta gente quiere
cambiar es un sistema que permite enriquecerse a los dirigentes de los partidos
políticos a base de sobres donados por empresarios con dudosas intenciones a
cambio de favores económicos pagados con dinero público; lo que se quiere cambiar
es un sistema que permite que los ministros que privatizan empresas
estratégicas para la economía del país luego, una vez finalizada su función
pública, pasen a ser miembros de plantilla o de consejo de administración de
dichas corporaciones cobrando sobradamente por sus favores; se pretende cambiar
un sistema por el que los jueces que deben juzgar las prevaricaciones de sus
señorías son elegidos por estas mismas; se pretende cambiar un sistema que no
tiene escrúpulos en tirar a la calle a bebés de meses para que las entidades
bancarias puedan seguir especulando como buitres con sus viviendas; se pretende
cambiar un sistema en el que el 1% de la población tenga más riqueza que el
resto (esto según Oxfam y a nivel mundial, por lo que no le vamos a cargar únicamente
a usted con esta culpa. Sólo con su parte). Yo sé que todo esto a usted (y
muchas otras cosas) le traen sin cuidado. Pero esto es lo que se quiere cambiar
señor Rajoy. Así pues, señor Rajoy, no sé de qué se sorprende ahora si, al fin
y al cabo, entre usted y Zapatero, crearon Podemos.
viernes, 26 de abril de 2013
16 Días Al Sol
“Papi, ¿por qué ya no vamos al cole en coche?” “Porque sólo tenemos el
de mami y lo necesita ella para ir a trabajar” “¿Y el tuyo?” “Ya no tengo,
cariño. Me lo dejaban en el trabajo y papi ya no trabaja allí” “Y ahora ¿dónde
trabajas, en la calle o qué?” En ese momento, bajo mis pies, se abrió una
sima, profunda y ancha, mi frente comenzó a llenarse de pequeñas gotitas de
sudor frío mientras mi cabeza trataba, veloz, de hallar una respuesta que dar a
ese pequeño diablillo de cuatro años que se asía a mi mano como si fuera (ingenuo)
una rama segura a la que agarrarse. “No
cariño. Papi está buscando otro trabajo mejor. Otro que me permita pasar más
tiempo contigo. Ir a la pisci. O traerte al colegio”. “Oh, vaya”. Fue, en
ese preciso momento, tras, tan sólo, 16 días al sol, que fui plenamente consciente
de mi situación. Que después de más de nueve años dedicados a la empresa,
regalándole multitud de horas extras, días de vacaciones, incentivos sin
cobrar, que después de dos años de aguantar el aliento insistente de mis jefes
tras mi cogote tratando de forzar mi marcha sin el menor atisbo de gratitud a
unos servicios prestados que les habían permitido, durante mucho tiempo, crecer
y enriquecerse por mi esfuerzo y el de mis compañeros, después de dos años
amargos, de noches sin dormir, a pesar del alprazolam, no me quedó más
alternativa que transigir y negociar una salida, meter mis cuarenta y dos años
por cumplir, mi diplomatura universitaria, mis dos masters, mis cursos y mi más
de quince años de experiencia laboral bajo el brazo y decir adiós en dirección
hacia lo incierto de un futuro que, ahora, se abría en su cruel desnudez bajo
el peso de mi cuerpo.
Más de 6.200.000 personas sin
trabajo, y yo, ni siquiera formo parte todavía de ese número, de esa
estadística. De esa que, algunos caraduras dicen que es un dato en el que se
atisban los efectos positivos de sus políticas económicas y de empleo.
Estadísticas que tienen caras y manos. Que tienen cuerpos de hombres, mujeres y,
sobre todo, de niños. 2.000.000 de familias en cuyos hogares no entra un euro.
Y cuyo techo, en tantos casos, han perdido o perderán en breve. Historias de
gente que veías de lejos hace no tanto tiempo y que, ahora, te das cuenta de lo
fácil que es llegar a vivirlas.
Mientras se habla de 517
desahucios al día, el Gobierno español ha inyectado más de 110.000 millones de
euros de dinero público a la Banca. Mientras el BBVA gana hasta el mes de Marzo
1.734 millones de euros netos, la gente se sigue tirando por las ventanas
huyendo de la desesperación, del hambre y de la vergüenza. Mientras nos
recortan los derechos, la educación, la sanidad, las prestaciones, las
jubilaciones, con la única intención real de terminar privatizando y, por ende,
gestionando entre los amiguetes que dan sobres y los que los reciben para
repartirse el pastel, los parásitos del poder engordan sus cuentas en
direcciones postales exóticas. Pero lo nuestro es demagogia. Y lo suyo
economía. Y patriotismo. Se les llena la boca con la palabra España. O
Cataluña. O la que sea. Da igual, porque el problema no es territorial, es
sistémico. Ideológico. La cuestión es que el centro de gravedad sobre el que
todo gira, no es el hombre, la persona, el ciudadano. Es el dinero. Es el tanto
tienes, tanto vales. Si no en qué cabeza cabría el dedicar ingentes cantidades
de euros, (por cierto, prestado por otros, es decir, deuda que finalmente
tendremos que volver a pagar a costa ya no sé de qué) para salvar la economía
de los inversores extranjeros y no para evitar que los hijos de los que no son
políticos duerman en la calle o sean arrebatados de sus familias porque éstas
no tengan un techo bajo el que dormir. Esto sí me recuerda más a las acciones
de los tan cacareados nazis desde algunas aceras no tan lejanas a sus íntimos
pensamientos, que la expresión de la más desgarradora impotencia materializada
en un escrache. Porque, eso también. Te han vendido una hipoteca, que, ahora,
te dicen estaba por encima de tus posibilidades, plagada de cláusulas abusivas,
te han quitado los cuatro duros que tenías ahorrados y que el badanas del
director de la Caja de Ahorros te convenció de meter en una cuenta sin riesgo y
de disponibilidad de capital inmediata, que luego te enteras que era una cosa
llamada Preferente (de preferencia en perder todo el dinero, claro), te suben
el IRPF, el IVA, y además de ello, tienes que pagar por ir al médico, por los
medicamentos, tus hijos tienen que llevar al colegio la tartera debajo del
abrigo, porque ni les dan de comer, ni les dejan llevar la comida, terminas
perdiendo tu vivienda, te despiden de tu trabajo, gracias a una reforma laboral
dirigida por una Ministra cuya experiencia laboral se limita a chupar de la
teta (o así) de un partido político, te vas a vivir con tus padres, ya ancianos,
a los que les bajan la pensión, cosa que tú ya no vas a cobrar puesto que con
la cantidad de años que te dicen que has de cotizar ahora, la edad que tienes y
las posibilidades de volver a encontrar empleo, podrás jubilarte a los noventa
años, cuestión también improbable que ocurra porque con la calidad de vida que
nos proponen lo más factible es que te quedes por el camino, y a pesar de todo
ello, te vedan la posibilidad de protestar, de cabrearte, de gritarles al oído
el hastío que te producen. Y te llaman etarra o nazi. Ellos.
Ayer se proponían asediar el
Congreso. Se presentaron 1.500 policías y ¿1.500? ciudadanos. Estos cada uno
representando a una organización, asociación, facción distinta. ¿En qué se
parece esto al apoyo que un 15 de Mayo tuvieron una serie acciones que nos
llenaron de ilusión a millones de españoles que creímos que, uniéndonos de
forma coordinada podríamos cambiar las cosas? Era de prever y, para aquel que
haya tenido la paciencia de leer desde hace tiempo este blog, sabrá que lo
predije. Cierto que han salido cosas positivas. Que ahora se hablan de ciertos
temas, que la gente tiene, tenemos, otra conciencia, que participamos más, que
queremos más respuestas. Pero, ¿es suficiente? La respuesta es no. La única
solución fue y todavía es la unión de todas esas organizaciones, asociaciones,
facciones en un Frente Común capaz de olvidar las diferencias puntuales de
gestión y poner en valor la apremiante cuestión de necesidad en que nos
encontramos para, sí, desde dentro del sistema, regenerarlo, iniciar un proceso
constituyente que inicie un nuevo tiempo más justo para todos. Pero, para ello,
quizás fuera necesario pedir un esfuerzo más allá a aquellas personas que, con
su labor altruista e ingrata, han trabajado en post del bien común durante este
tiempo y, requerirles un paso adelante como masilla aglutinante de todo este
mural heterogéneo.
sábado, 16 de marzo de 2013
Todavía Creo
A pesar de todo, sigo creyendo en
el sistema representativo. Pienso que no es posible meter en el Parlamento a 40 Millones de personas, aunque sea de manera
virtual, para debatir todas y cada una de las normas que se deben crear,
derogar, desarrollar o modificar. Ni aún en el caso de las más importantes. Lo
cual no quita que sí esté convencido de que es imprescindible mejorarlo,
articulando la manera de que los ciudadanos puedan y deban participar en relación
a la toma de decisiones de forma inmediata a través de referéndums y otros
mecanismos de participación directa, pudiendo aprovechar, así mismo, las
tecnologías de las que disponemos en la actualidad.
También sería imperativo
articular férreos controles a los políticos para evitar el clientelismo, el
enriquecimiento y, en definitiva, la estafa social; poner límites a los
mandatos y a las percepciones económicas, establecer incompatibilidades entre
cargos, profesiones, etc. Es decir, sabemos que el sistema necesita un reinicio
cuasi completo.
Los actuales dirigentes y políticos
profesionales que nos dirigen han perdido toda credibilidad. Así, por ejemplo,
la señora Bañez a la que, hasta el día de hoy nadie conoce más oficio ni
beneficio que el que tenía aquella colaboradora de no sé qué cargo de la
Diputación de no sé donde, entrevistada en Salvados, ¿os acordáis? y a la que
el ínclito Señor Presidente tuvo a bien colocarnos como Ministra de Trabajo,
manda güevos, que diría el señor Trillo. Pues bien, para esta Sra., los mayores
de 55 años a los que, gracias a su magnífica reforma laboral, les han echado a
la calle, no son más que unos vagos que no quieren volver a trabajar y se
conforman con cobrar 400 eurazos del ala. Un pastón. Por eso ha decidido
quitárselos, a ver si se ponen las pilas y aceptan alguno de esos magníficos
empleos que tanto abundan en este país. O mejor, que se vayan a Alemania con
sus hijos.
O la Sra. Mato, colmo de los
despistes, que se tropieza con Jaguares y demás faunas automovilísticas en su
garaje y se cree que es que los regalan con el carrito de la compra de
Mercadona (bueno, a lo mejor a algunos, esto sí les ocurre, ¿verdad, Luis?).
O la Sra. de Cospedal y sus ya
famosas simulaciones diferidas finiquitadas, o difericiones similitadas
finicosas, o….
O el Sr. Oscar López, ahora
apoyo, ahora no, a maltratadores ex peperos, mientras la víctima de éste tiene
que vivir en el exilio (una más) y, revivir en estos momentos la angustia que
le produjo el cerdo sentenciado como tal.
La lista sería interminable. Sin
embargo, todo ello, no ha hecho que deje de creer en la política. Más bien al
contrario. Estoy convencido que es la solución. La política limpia, claro. ¿O
acaso no es política la movilización ciudadana que se produjo el 15M, la
actividad de las asociaciones ecologistas, o la de los que se rompen la cara
para evitar los desahucios?
Sin embargo, la movilización
ciudadana no es suficiente. Ni siquiera, en su vertiente asociacionista. No se
puede esperar que estas élites alejadas de sueldos y pensiones ridículas, de
hipotecas abusivas, de obligaciones y subordinadas perpetuas e infinitas, de
aires irrespirables y aguas y alimentos envenenados arreglen problemas que,
para ellos son negocios económicos. Han convertido la sociedad en que vivimos
en un tanto tienes, tanto vales, obligándonos, porque así nos han educado sibilinamente,
a mirar todo bajo el prisma de la optimización económica. La Sanidad no es
rentable, la Educación no es rentable, la Justicia no es rentable. ¿Y por qué
tiene que ser rentable? ¿Quién ha dicho que deba ser un negocio?
Por ello, creo en partidos como
Equo, o en asociaciones como ATTAC, Stop Desahucios, Plataforma de Afectados
por Hipotecas, y en general, todas aquellas que persiguen la Justicia, desde el
punto de los derechos de los ciudadanos, considerándoles como seres humanos y
no como simples datos económicos y estadísticos andantes.
Y creo porque en éstas no hay
profesionales de la política sino trabajadores por cuenta ajena y autónomos,
funcionarios, parados, gentes con diferentes inquietudes, alegrías y penas
personales, con puntos de vista sobre aspectos vitales en casos diferentes,
pero que tienen algo que les une por encima de otras cosas: la convicción de
que es preciso asegurar el bien común removiendo las estructuras de un sistema
que oprime hasta la asfixia a unos mientras engorda las cuentas en paraísos
fiscales de otros.
A ver si nos vamos dando cuenta
que hay que dejar de lado algunas de nuestras diferencias y poner en valor lo
que nos une: el sufrir a una casta de parásitos a los que hay despojar de sus
privilegios antes de que acaben con nosotros. Y no vale quedarse en casa el día
de las elecciones o votar en blanco, lo cual es legítimo, legal y hasta democrático,
porque es un error, que lo único que consigue es que, con menos votos, los
mismos sigan gobernándonos, incluso con más poder, como ya ha ocurrido, por
ejemplo en el caso de las últimas elecciones gallegas. En la práctica es lo
mismo que votar al PSOE, al PP o lo que terminará siendo igual, al populismo de
Rosa Díez (paradigma de político profesional y buscavidas) y su UPyD. No se puede esgrimir aquello de que
todos son iguales, porque no todos los somos. ¿O vosotros sí?
lunes, 4 de marzo de 2013
Dios Ha Muerto, Señor Ministro
Al Ministro Fernández Díaz en uno de esos momentos de
vivencia mística que, de vez en cuando suele padecer, cual si de la mismísima
Sta. Teresa de Jesús se tratase, le ha sido revelado que el matrimonio
homosexual no asegura la pervivencia de la especie humana. Es una pena que el
santo, ángel o arcángel encargado de transmitir tal divina revelación al Señor
Ministro, llegara para desvelar sus placenteros sueños nocturnos y no le
comunicara que lo que verdaderamente es nocivo para la especie humana que
habita todavía esta esquina occidental de la decadente Europa es la permanencia
en el Gobierno del Partido del que forma parte y la connivencia del otro,
coautor culpable del sistema corrupto que sufrimos y en el que nos hacen vivir;
que lo que realmente es deplorable es seguir sustentando un régimen que fomenta
la usura, la avaricia, la injusticia y la infamia por encima del bienestar de
las personas, independientemente de las preferencias de alcoba que cada uno
tenga; hubiera estado bien que la etérea aparición le hubiera explicado que, lo
que ciertamente le debiera preocupar es que los jóvenes patrios huyan
despavoridos de su santa tierra, cristiana, apostólica y romana, a buscarse las
habichuelas a Alemania y más allá; que la gente se tire de los balcones en la
desesperación de acabar con una vida arrebatada por banqueros, políticos y
empresarios que priman el derecho al beneficio económico sobre el derecho a
poder disfrutar de una existencia digna teniendo, incluso, la decencia, la
dignidad y el orgullo de ni tan siquiera, llevarse con ellos a alguno de aquéllos
que les empujan al abismo; que lo realmente indigno y preocupante es seguir
soportando peinetas indecentes, finiquitos diferidos, hologramas simulados y
demás memeces de semidioses engreídos y prepotentes a los que nuestra
inactividad han dado alas para, además de saquearnos y despojarnos de nuestros
derechos, reírse en nuestra cara de nuestras miserias; que lo verdaderamente pernicioso
para la salud mental de las personas es reprimir una vida sexual sana bajo una
temible sotana negra, porque luego los instintos corren desbocados en busca de
las braguetas de los niños inocentes; que la especie humana está en peligro no
porque dos personas se amen, aunque en su entrepierna tengan un mismo órgano
reproductor, sino porque el señor Rajoy, su Presidente, tiene un primo que le
dijo que lo del cambio climático no era cierto y por ello nos liamos a destruir
el ecosistema, a ensuciar nuestro aire, a envenenar nuestras aguas y nuestros
alimentos, a tentar a la suerte y esperar, con la ayuda de Dios, que no nos
suceda a nosotros lo de Fukushima, en lugar de aprovechar nuestros recursos,
que los tenemos, para alcanzar una sociedad comprometida y responsable con el
Medio en el que tendrán que vivir, ella y sus descendientes.
Así que, Señor Ministro, acuérdese que Dios murió en el
siglo XIX, lo dijo Nietzsche, y ahora nos toca a las personas sacar las cosas
para adelante, por tanto, no se escandalice si la gente termina por hartarse
definitivamente de las élites parasitas que nos manipulan y acaba surgiendo un
o una Pepito o Pepita Grillo o Grilla, que además, de mandarles de viaje a las
Islas Vírgenes, resulte que tenga en su dormitorio a alguien que no sea de su
agrado. Estamos en ello, pero, tenga por seguro que cuando surja, no seré yo quien le pregunte con quien se acuesta.
jueves, 7 de febrero de 2013
Esperanza y Cierra España
Ecosocialistas, socioecologistas, sociocomunistas,
anarcosocialistas, defensores de la democracia directa a través de Internet
Explorer, defensores de la democracia directa a través de Google Chrome, y así,
tantos etcéteras como individuos, como matices haya sobre matices. Atomización
infinita, al fin, sin transigir hacia una imprescindible convergencia. Ante tal
panorama de disgregación de la izquierda, uno de los miedos conspiranoicos que
empieza a rondar por el ambiente, ya enrarecido de por sí, es el del advenimiento
de algún iluminado con la labia suficiente como para, tirando de populismo y
abanderando patrias y banderas, consiga ponerse al frente de las masas y, dando
un puñetazo en la mesa, ordene a formar filas sobre un montón de cristales
rotos.
En este caso aguardaríamos en nuestro imaginario, la
aparición de algún señor bajito, de bigote recortado, culón y con cara de malas
pulgas. Pero, ¿y si estamos errados y, en lugar de este arquetipo de salvador
hispano, se tratase de Agustina de Aragón? ¿Y si fuese una señora con aspecto
de ama de casa, de sonrisa pícara, de peinado cuidadosamente mimado los viernes
en la pelu y fama de llevar con mano de hierro los domésticos asuntos
económicos y de orden social? ¿Y si la marcha atrás no hubiese sido más que un
coger impulso para, con el apoyo mediático necesario reaparecer como Caudilla
impoluta de toda mancha (a los ojos de los que así lo quisieran ver) y adalid
de los buenos usos y costumbres de los españoles de bien?
Y es que la referida fragmentación de esa parte de la
sociedad que es defensora a ultranza de los servicios públicos sobre los
cortijos privados, de los instrumentos democráticos por encima de las
arbitrariedades de los magnates del proxenetismo ya sea lúdico, ya sea de
cualquier otro tipo, de la equidad social sobre el salvaje liberalismo
económico, es decir, de aquellos principios que siempre han conformado lo se ha
venido denominando ideología de izquierdas, deja patente la incapacidad de,
olvidando los matices, o por lo menos dejándolos en suspenso, llegar a un
acuerdo de mínimos para conseguir representar a toda esa parte de la Sociedad
huérfana actualmente de referentes creíbles y, sobre todo, confiables.
Así que, mientras, El Mundo se tira a la yugular del PP,
Manos Limpias se presenta como defensor de la Democracia en cuanto pleito
justiciable se plantee, la Monarquía parece dar sus últimos estertores, aparece
Doña Esperanza desde su retiro espiritual, dispuesta a dejar su recién
estrenado empleo como Head Hunter (Cazadora de Cabezas, si tomamos el literal,
glub) y dedicar su vida en cuerpo y alma a regenerar el agónico sistema
español, cual lavativa aliviadora.
Y es que o nos ponemos las pilas o la cosa se puede poner
verdaderamente acojonante.
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